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Categoría: Artículos
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Indispensable en estos tiempos de confusión la relectura de la encíclica "mortalius animus". Donde se deja claro y sin lugar a dudas la actitud del católico ante las sectas apellidadas "cristianas", las falsas religiones y demás oscuras organizaciones. La única conversación que se debiera tener con esas otras religiones es la del respeto humano, dejando de lado en pos de un falso ecumenismo, del indiferentismo, del relativismo o del sincretismo pseudo teosófico,... cualquier intento de equiparar lo verdadero a lo falso, mezclar el agua con el aceite o rebajar la enseñanza divina a la dialéctica materialista imperante.

 

 

Pero desde las más altas esferas de la jerarquía eclesiástica, no sólo se pisotea la enseñanza tradicional de la Iglesia, contrariando su magisterio y tradición, además embargados por una falsa misericordia, no sólo se capitula ante el avance arrollador de un islam radical, sino que además se está cayendo en una traición y abandono a los hermanos cristianos de Oriente Medio, a poblaciones y regiones enteras, cuna del cristianismo y durante siglos, sino milenios, fieles a Cristo y a su palabra. 


El islamismo radical y el expansionismo árabe abocan a esas poblaciones cristianas a la diáspora o al genocidio, por lo que no sólo es una dejación de funciones el no apoyar a esa población cristiana a que pueda vivir en sus hogares ancestrales, es una complicidad absoluta con los genocidas el no llamar a la comunidad internacional a frenar esa situación de forma contundente y urgente. Y es que el complejo a ser tildado de “cruzado” espanta más a propios que a ajenos.
 


Hemos podido ver perplejos, como sacerdotes católicos de la zona claman por una ayuda que a ellos se les niega y que se otorga a musulmanes, tratando de demostrar que se "ayuda a todos sin distinción religiosa", por lo que se cae en el error e injusticia de ayudar más al opresor que al oprimido.
 


Desde tierras iraquíes y sirias contemplamos atónitos como poblaciones de mayoría cristianas han sido borradas del mapa. Iglesias destruidas desde sus cimientos, cementerios profanados, personas obligadas al exilio o a los campos de refugiados dejando sus pertenencias, casas y tierras al expolio y usurpación…Creo que bien está preocuparse por el cambio climático y el reciclado, pero labor principal de un buen pastor es cuidar de sus ovejas, no abandonarlas a las fieras y la muerte. Es desolador contemplar el silencio mediático sobre lo que ocurre en esta región. 74 genocidios lleva ya a sus espaldas el pueblo yazidie y otros muchos los cristianos de Oriente Medio. La "religión de La Paz", como es tildada por quién debiera denunciar estos crímenes y abusos, emplea la ley del embudo tratando de exigir tolerancia y respeto en Occidente donde todavía es minoría, y actuando de forma genocida en los países y regiones que gobierna. La tolerancia se puede aplicar a quién recíprocamente te tolera. El islam persigue y condena a quienes se convierten al cristianismo, persigue y condena a quienes tratan de evangelizar tildándolos de "proselitismo", mientras persigue físicamente y aniquila poblaciones enteras.
 


Y lo peor de todo, es que ocurre con el silencio cómplice de una jerarquía acomplejada y que traiciona y abandona a los cristianos perseguidos. No sólo en los casos extremos de Oriente Medio. En países tan "moderados" y cercanos como Marruecos o Argelia se expulsa sacerdotes, se encarcela conversos y se condena incluso "la caridad cristiana" comparándola con el terrorismo, pues según muchos ulemas: "La caridad cristiana debe ser prohibida por perseguir los mismos fines que los terroristas", y los obispos del lugar guardando, de nuevo, un silencio cómplice, colaboran con los perseguidores y traicionan a sus ovejas de forma miserable.
 


Malos o falsos pastores... Pero triste y perpleja situación la que se vive. ¿Dónde quedaron los santos defensores de la Fe que hoy quedarían desolados de ver tanta cobardía y dejación?
 


Nuestra denuncia y testimonio para que por lo menos se conozca lo que se trata de silenciar. Acabaremos con DAESH pero el daño irreparable está hecho, miles de cristianos nunca podrán volver a sus casas por culpa del odio de unos y la complicidad de otros.
 


Sólo me queda preguntarme... ¿Por qué Dios permite esto?

 

¿Será, quizás, para que se descubran los buenos de los malos pastores?

 

 

Simón de Monfort     

(Desde el frente de batalla, en la lucha contra el DAESH) 

 

Aquí tienes su página de Facebook desde la que narra su gesta    

https://www.facebook.com/Apoyo-Voluntarios-Españoles-contra-DAESH-811409822301358/