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En estos tiempos en los que parece, necesitas autorización para invertir en esta empresa llamada España, en los que la honradez se convierte en sacrificio personal y la corrupción es recompensada, en el que las leyes no nos protegen sino que, por el contrario, custodian al enemigo; un escalofrío me recorrió al saber de vosotros: Simón, Juan y el resto de compatriotas que os enfrentáis a DAESH.  

 

Sois vosotros los descendientes de aquel pequeño grupo de guerreros que se echaron a las montañas de Asturias renunciando a la comodidad y el confort, cambiando el sosiego por el campo de batalla, y logrando, bajo la sombra de la Cruz, la primera victoria. Corría el 722 y la Reconquista había comenzado. Quizá sea ese el motivo por el cual, cuando me invitaron a escribiros unas líneas que os sirviesen de soporte en la lucha y en las noches de desasosiego, no lo pensé.

 

Mi trabajo dentro de las fronteras de nuestra amada Patria como Vicesecretaria de Juventud de VOX, no merece comparación con vuestro esfuerzo, que, sin embargo, me sirve de ejemplo y me alienta a no cesar. Cada vez son más los que claudican al hostigamiento islámico, pretenden obligarnos a la sumisión. Han olvidado a nuestros héroes, se avergüenzan de nuestras raíces, son cobardes, ¡tienen miedo y su miedo nos condena!

 

 

Pero mis queridos compatriotas, luz en la oscuridad que cubre a España y orgullo de esta veinteañera cansada del inútil palabrerío, de lo que la mayoría entiende por correcto y de políticos que anteponen sus sucios negocios al interés de su Pueblo (traidores), de este sistema podrido. Hoy y desde tierras castellanas os pido que por cada bala disparada, recordéis: “Hoc voluerunt”, ¡ellos lo quisieron! Me encomiendo a Dios y os aguardo con el cariño con el que únicamente puede esperarse al héroe, y con ansia de victoria.

 

 

Si el día de mañana el Sol nos anuncia que la muerte os ha llamado, veneraremos y lloraremos vuestro ataúd cubierto de rojo y oro, fijando vuestros nombres en la Historia. Solo de esa forma mis hijos, sabrán que cuando escuchen los nombres de Simón de Monfort y Juan Astray, boina verde y legionario que prefirieron la muerte voluntaria a vivir bajo el yugo islámico, deberán gritar:

 

¡Honor y gloria a los caídos por Dios y España!

 

 

 

Cuenca, 1 de agosto de 2016.

 

Inmaculada Sequí.-