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Categoría: Artículos
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¿Quién defiende hoy en día al trabajador? Partimos de la base que el trabajador necesita ser defendido. Sin sindicatos o sin voces parlamentarias comprometidas con el currante, quedaríamos al albur de los intereses de los empresarios, unos seres, casi su gran mayoría, que siempre buscan el enriquecimiento personal sin tener en cuenta ninguna cuestión moral. Por tanto, lo niegue quien lo niegue, siempre habrá un conflicto de intereses entre estos dos particulares elementos: el trabajador y el empresario. División y enfrentamiento que hay que superar, no debemos quedarnos en ese rencor o ese odio que no conduce más que a la podredumbre social que se ha experimentado a lo largo y ancho del mundo donde se ha puesto en práctica.

 

No debemos de olvidar que sin trabajadores no hay negocios y sin negocios no hay consumo. Por tanto, incluso los más hiper capitalistas deberían tener muy en cuenta los derechos de los trabajadores para conseguir su paraíso terrenal. No se puede construir una sociedad sana sin blindar los derechos de sus trabajadores. El primer síntoma de una nación abocada al colapso, es el maltrato a sus obreros. Vivimos en el mundo en el que los perros tienen muchos derechos y los trabajadores son tratados como perros. Cada vez menos condiciones favorables, menos derechos, salarios más bajos, más horas, menos indemnización, menos valoración del trabajo, menos trabajos dignos… y la vida más cara, más impuestos, más tasas, más multas, más cara la hipoteca o el alquiler, menos metros cuadrados, menos tiempo para disfrutar o estar con tu familia… este es el panorama laboral europeo y español. Paro estructural de más del 10%, con cifras ahora del 15% con más de 2 millones 700 mil parados. Paro juvenil del 35%, el mayor de Europa. Unas cifras que no son tolerables y que casi ningún partido busca erradicar o al menos aspirar al pleno empleo.

 

Tenemos una izquierda empeñada en defender a unas minorías, mucho menos víctimas del sistema que los trabajadores y a una derecha que cree que dando la espalda a los trabajadores va a poder llegar al poder. La izquierda obsesionada con sus banderitas y la derecha en nombre de su bandera, dejan de lado el sentir de muchos obreros hartos de la explotación a la que se ven sometidos. Sueldos de miseria y trabajadores pobres tienen que elegir en la urna a partidos que están pendientes de todo, menos de ellos. La izquierda se llena la boca de un discurso sobre el papel obrerista, pero que, después legislando, se olvida de ello para invertir más en bolsas de votantes que se mueven más en redes sociales. La derecha ni siquiera plantea un discurso obrerista.

 

Se refiere a las “paguitas” a lo que son prestaciones o ayudas para que un trabajador en situación de vulnerabilidad salga adelante. Habla de “vagos” o “vividores” cuando se refiere a los parados o a personas con dificultades para encontrar una estabilidad laboral. Blasona del “esfuerzo personal” o de la “meritocracia” cuando a ellos se lo dan todo hecho, pero piden más explotación y menos derechos para el que de verdad no ha tenido la palanca familiar o social para vivir tan bien como ellos. Defienden al empresario haga lo que haga, sin tener en cuenta los beneficios, en ocasiones millonarios, que a veces generan, pero desprecian al trabajador cada vez que levanta su dedito para reclamar algún derecho que nadie le puede arrebatar pero que el empresario de turno sí le ha arrancado para él tener mayores beneficios. Una derecha clasista y egoísta y una izquierda perdida y en ocasiones multimillonaria, que muchas veces votan unidos, en la UE más del 80%, para echar por tierra las condiciones sagradas que todo trabajador debe tener.

¿Cuáles deberían ser esas condiciones? Pues por ejemplo las que se tuvieron en época de Girón de Velasco siendo ministro de Trabajo del Gobierno de España:

 

 

Estos y otros derechos deben ser más que sagrados y defendidos a capa y espada por los afectados. Sea el PSOE con sus recortes en el año 2010 o sea el PP con su reforma laboral, la cual Yolanda Díaz solo ha maquillado, debemos exigirles responsabilidades y protestar contra los culpables de la de pauperización de nuestros empleos. Exigir a la izquierda que deje sus delirios LGTBI, sus milongas climáticas, sus complejos nacionalistas y su fomento de la inmigración ilegal; y a la derecha su “meritocracia” inventada, su clasismo patológico y sus complejos ante el poder y la oligarquía del IBEX o europea. Que dejen todo aquello y se acuerden del obrero español.

 

Josué Cárdenas